martes, 15 de septiembre de 2009


ORIENTACION/COLEGIO PUNTA ARENAS.
Del texto:”La Ultima Oportunidad”


FORMANDO A NUESTROS HIJOS.

Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar; te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté de los cabellos y te empujé violentamente para que fueses a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del coche llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo sólo te advertí que no hicieras travesuras.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puesto un pantalón nuevo y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte el sacrificio de tus padres para vestirte; te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indique que caminaras erguido. Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque tú no parabas de jugar. Dije que no soportaba más ese escándalo y subí a mi estudio.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar a buscarte para darte una caricia, pero no pude: ¿Cómo podía un padre después de hacer su teatro de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos leves golpecitos en la puerta.
-Adelante-dije, adivinando que eras tú.
Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Me volví con seriedad hacia ti.
-¿Ya te vas a dormir? ¿Vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente, con tus pequeños pasitos y, sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suave y dulce en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba.
-Hasta mañana papito- me dijiste.
Me quedé helado en mi silla.
¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueses igual a mí, y ciertamente no eras igual. Tú tenías una calidad humana de la que yo carecía; eras legítimo, puro, bueno y, sobre todo, sabías demostrar tu amor…¿Por qué me costaba a mí tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba ocurriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré en tu habitación y encendí la luz con sigilo. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso con el de un bebé… Me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener la congoja y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio. Es tan difícil aprender a dominarse, a comprender la pureza de nuestros hijos. Somos los adultos quienes los hacemos temerosos, rencorosos, violentos… Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de tu habitación.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cuidemos a nuestros niños de INTERNET

HAY OTRAS ACTIVIDADES QUE TUS HIJOS PUEDEN REALIZAR. PARTICIPA CON ELLOS, SÁCALOS DEL COMPUTADOR.
Internet es la fuente de gran cantidad de información, tareas, enciclopedias, juegos, amistades, comunicación y sobre todo que sólo con un “click” puedo trasladarme a diversos lugares con una estimulación inmediata que satisface la curiosidad de niños y adolescentes.
Horas y horas de navegación por internet, con hijos ausentes, adictos a la soledad, con adolescentes que desprecian a la familia porque han encontrado a alguien que los “entiende”, aunque desconocido, le responde a sus interrogantes. Esta es la gran ballena que ha empezado a tragarse a cuanto niño ingresa a su mundo, para convertirlo en un alimento más del salvajismo comunicacional del siglo XXI; para en unos días o meses devolverlo transformado en una criatura perversa, silenciosa, oscura y contraria a toda norma familiar y escolar.
Las recomendaciones familiares de “no conversar con desconocidos”, “no le abras la puerta a quien no conoces”, etc., son las primeras normas que les enseñamos a nuestros hijos. Sin embargo ¿estamos consientes de las puertas que abren por Internet?¿Con cuántos “amigos” o “amigas” conversan por internet?¿Qué paginas recorren?¿Sus conversaciones escritas? Papá, Mamá…Falta supervisión y orientación para las conexiones por internet.

Los padres no deben de suponer que los servicios de conexión en línea protegerán y supervisarán a los niños. La mayor parte de las "salas de conversación" (chat rooms) o los "grupos de noticias" (news groups) no están supervisados. Dado que los nicknames o seudónimos son completamente anónimos, los niños no pueden saber si están "hablando" con otro niño o con alguna persona pervertida que aparenta ser un niño o adolescente. Contrario a las personas que vienen a la casa o a las cartas que vienen por correo, los padres no pueden ver a las personas que conversan en las "salas de conversación", o leer los mensajes que vienen por "correo electrónico" (e-mail). Desgraciadamente, puede haber consecuencias serias para los niños si son persuadidos de que den información personal (por ejemplo, nombre, teléfono, dirección, contraseña) o si se han puesto de acuerdo con alguien para conocerlo en persona.
Algunos Riesgos son:
Fácil acceso para los niños a áreas que no son apropiadas.
Información "en línea" que fomenta el odio, la violencia y la pornografía,
Anuncios clasificados intensivos que engañan y bombardean al niño con ideas nocivas,
Invitación para que los niños se inscriban para ganar premios o se unan a un club que requiera proveer información personal o del hogar a fuentes desconocidas, y
El tiempo que se pasa frente a la computadora es tiempo perdido para el desarrollo de las destrezas sociales (familia, amigos)

Algunas ayudas son:
Limitar el tiempo que pasan los hijos "online" y "navegando" en el Internet.
Enseñarle a los niños que hablarle a los "nombres de pantalla" en una "sala de conversación" es lo mismo que hablarle a desconocidos o a extraños.
Enseñarle al niño que nunca debe darle información personal que lo identifique a otra persona o "sitio" en el Internet.
Nunca darle al niño el número de su tarjeta de crédito o cualquier otra contraseña que se pueda usar para comprar cosas en línea o para tener acceso a servicios o "sitios" (website) inapropiados.
Enseñarle al niño que nunca se debe de ir a conocer en persona a alguien a quien conoció en línea.
Recordarle que no todo lo que ve o lee "en línea" es verdadero.
Proveerle una dirección, "e-mail", sólo si su hijo es lo suficientemente maduro para controlarla; supervisar periódicamente los mensajes que manda y recibe y planificar su actividad "en línea".
Enseñarle al niño a que use la misma cortesía que usa al hablar de persona a persona para comunicarse en línea; que no use malas palabras, lenguaje vulgar o profano, etc.
Insistir en que el niño obedezca las mismas reglas cuando use otras computadoras a las que tenga acceso como, en la escuela, biblioteca, o en casa de sus amigos.
Los padres deben tener presente que las comunicaciones "en línea" no prepararán al niño para las relaciones interpersonales reales. Si usted inicialmente dedica tiempo para ayudar al niño a explorar los servicios de conexión y si participa periódicamente con él mientras usa el Internet tendrá la oportunidad de supervisar y encaminar el uso que hace su hijo de la computadora. Además, ambos tendrán la oportunidad de aprender juntos.